Cerebro Triuno y Evolución

Gatos descerebrados, jueces hambrientos, cerebro triuno y una revisión acerca de la selección natural y la evolución.

Xavier Loeza
10 min readAug 25, 2019

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| Transcripción del Podcast |

La hipótesis del cerebro triuno que propuso Paul MacLean hace más de 30 años sigue siendo controversial incluso en la actualidad, y aunque el enfoque contemporáneo es considerarla más como una sobresimplificación pragmática que un modelo anatómico sofisticado, aún así tiene mérito educativo.

Publicada en el anuario del 1978 en la Sociedad Nacional de Estudio de la Educación bajo el nombre de “ Una mente de tres mentes: educando el cerebro triuno”, expone un modelo integrador que considera simultáneamente descubrimientos en el campo de la anatomía cerebral, psicologia conductual y la evolución. Al establecer la correlación entre complejos neuroanatómicos y comportamentales que compartimos con diferentes especies en la cadena filogenética y su desarrollo gradual a lo largo de los eones.

Pensar en escalas de tiempo profundo para muchos seres humanos es escalofriante. Al considerar amplitudes de tiempo tan vastas que ni siquiera tenemos la capacidad de comprenderlas.

Considera que incluso aunque tuvieras más de 100 años, eso no sería ni la milésima parte del total de años que se estima tiene la especie humana y mucho menos el planeta Tierra. Es reconocer que somos el equivalente a una isla pérdida en la inmensidad del espacio-tiempo.

La evolución es un proceso que se ha desarrollado a lo largo de millones de años en los que los seres vivos han deambulado por el mundo y una de sus características principales es que es un proceso conservador.

Debido a que la nuevas estructuras tienen que derivar forzosamente de las que ya existen. Incluso Darwin en El Origen de las Especies, específicamente en su capítulo “Dificultades de la teoría” escribe:

“Si se pudiese demostrar que existió un órgano complejo que no se formó a través de modificaciones pequeñas, numerosas y sucesivas, la teoría se vendría abajo por completo”.

Es por eso que es razonable asumir que hay una continuidad en la forma en la que los organismos de diferentes especies se desarrollan, y esto es lo que llaman los biólogos homología evolutiva.

La cual es la base de la anatomía comparativa.

¿Sabes que cuentas con el mismo número de vertebras que una jirafa? Tanto ellas como nosotros tienen 7 huesos cervicales, al igual que el resto de mamíferos. Este fenómeno también puedes verlo en tu extremidad superior -al igual que tu brazo, el ala de un ave o de un murciélago, la pierna de un perro o la aleta de un delfín son estructuras homólogas-. Tienen diferentes funciones pero comparten características similares porque cuentan con la misma anatomía subyacente.

Estructuras homólogas a lo largo de diferentes especies

Es por eso que MacLean identificó tres estructuras fundamentales a las cuales llamó: el cerebro reptiliano, el cerebro paleomamífero o sistema límbico y el cerebro neomamífero o neocortex. De acuerdo a este neurocientífico:

“Las tres formaciones constituyen una jerarquía de tres cerebros en uno. Lo que puede ser llamado en breve: cerebro triuno”. — Paul MacLean

Es un modelo esquemáticamente válido y la idea central se mantiene vigente al afirmar que hay estructuras cerebrales y comportamientos asociados a ellas que se conservan a lo largo de la diferenciación de las especies. Algo interesante a mencionar es que hay experimentos con diversas especies que sugieren que no se necesita de la totalidad del cerebro para que existan conductas normales observables.

Existe algo llamado Generadores de Patrones Centrales que son redes neuronales que producen señales sin necesidad de estímulos sensoriales.

A diferencia del arco reflejo que funciona como una respuesta automática a otro estímulo. Recuerda que la estructura biológica que habitamos es tan compleja que muchas veces no necesita de tu mente consciente para poder funcionar.

Tomemos un ejemplo:

La mayor velocidad registrada de una pelota de tenis es de 263 kph. Esto es más rápido que el animal terrestre más veloz (el cual es la chita) que puede alcanzar velocidades de aproximadamente 120 kph.

Como verás es demasiado veloz como para que puedas tomar un decisión bien meditada. Tu mente no es lo suficientemente rápida, sobre todo cuando tu tiempo de respuesta debe ser de menos de un segundo. Es porque eso que no lo haces, en ocasiones tu cuerpo sólo reacciona al ver a la pelota acercarse.

Esto es debido al arco reflejo antes mencionado, que provoca una respuesta automática ante un estímulo y ocurre principalmente al nivel de la médula espinal.

El arco reflejo consiste en 5 elementos:

1- Receptor sensorial

2- Neuronal aferente

3- Neurona central

4- Neurona eferente

5- Órgano efector

Debido al constante entrenamiento, la representación espacial del jugador mejora haciendo que su habilidad sea más fluida y eficaz, haciendo que pueda reaccionar de manera más rápida. Lo mismo ocurre cuando tocas algo caliente, donde retiras la mano mucho antes de que la señal haya sido recibida por el cerebro.

¿Crees estar en control de tu propio ser? Ya lo veremos.

El científico Whelan en 1996 públicó un trabajo llamado ”El control de la locomoción en el gato descerebrado”, un título algo bizarro, pero no creo ser el único que lo encuentre extremadamente interesante.

Y de ningún modo es una recomendación…

Este estudio demostró que la locomoción en estos gatos es iniciada en una región profunda llamada la región locomotora mesencefálica y que incluso pueden adaptar respuestas motoras de acuerdo a las condiciones de un nuevo ambiente. Y lo mismo ha sido observado en ratones que no cuentan con el neocortex, pero mantienen el complejo reptiliano y el sistema límbico.

Hay funciones primordiales, los seres humanos no somos una pizarra en blanco como escribe Steven Pinker en su libro “La tabla rasa: la negación moderna de la naturaleza humana”.

Incluso lo puedes observar, las tres formas de comportamiento que más claramente distinguen la transición evolutiva de reptiles a mamíferos son el cuidado fraternal, la comunicación entre crías y procreadores (técnicamente hablando) y el juego.

MacLean al igual que muchos de sus colegas contemporáneos insistió que para un correcto análisis del comportamiento humano se tienen que considerar las raíces neurobiológicas y su origen evolutivo. Sin embargo, la crítica a este modelo recae en que sugiere un cambió progresivo hacia una meta determinada.

Es una visión utópica porque se le atribuye un fin teleológico (un objetivo al cual llegar). Sin embargo eso es incorrecto, debido a que la evolución no tiene un producto final en mente. Más bien la selección natural toma lugar como respuesta a cambios ambientales inmediatos. Algo pasa que rompe la armonía en el hábitat, después las especies se encuentran ante un ambiente al que no están originalmente adaptados y finalmente se extinguen.

Les pasó a los dinosaurios e incluso nos podría pasar a nosotros como especie humana.

Aunque es conveniente clasificar a las especies como avanzadas o primitivas, Jeremy Genovese -autor de uno de los textos consultados- nos recuerda que todo organismo vivo es un éxito evolutivo, por el simple hecho de su existencia.

No están menos “evolucionados” simplemente que no lo han requerido, es por eso que en ocasiones se encuentran los llamados fósiles vivientes: especímenes cuyo hábitat no ha sido alterada a lo largo de millones de años y por lo tanto no han necesitado cambiar.

Pero regresando a la teoría de MacLean, el cerebro reptiliano principalmente se ocupa de las funciones homeostáticas, como la termoregulación, el proceso de respiración, la secreción hormonal, la regulación de la actividad cardíaca, el apetito, la búsqueda de gratificación, etc.

Muchos al escuchar que es la parte más primitiva del cerebro asumen que es la menos sofisticada, sin embargo, es ampliamente aceptado que las funciones autónomas son mucho más complejas de lo que incluso nuestra mente consciente puede articular. No puedes hacer que tu hipófisis secrete hormona de crecimiento a voluntad, por triste que eso sea, o insulina para los diabéticos.

Además está parte tan ancestral del cerebro puede tener influencia sin que nos demos cuenta sobre nuestras decisiones supuestamente racionales.

Danziger registro los descansos de comida de más de mil jueces en Israel y estableció una relación con los fallos favorables que éstos declaraban. Y llegó a la siguiente conclusión: hacemos juicios morales más severos cuando se está hambriento. ¿A alguien le sorprende?

Aunque no creo que muchos de esos jueces lo haya reconocido.

Después tenemos al sistema límbico (relacionando con los procesos que provocan los estados emocionales y particularmente es una estructura mamífera). Los reptiles no son conocidos por ser muy emocionales, además esta estructura está relacionada a reacciones como el miedo, la ansiedad, excitación y deseo sexual, entre otros.

Finalmente tenemos al neocortex, la estructura evolutiva más reciente, asociada a las funciones superiores y al pensamiento abstracto. Éste regula e integra funcionalmente la actividad de los sistemas más básicos y primitivos.

En su libro “Como crear una mente”, Raymond Kurzweil (Director de Ingeniería de Google), lo denomina como el gran sublimador, al ser capaz de transformar nuestra motivación primitiva por evitar un gran depredador, en la fuerza motivacional que te impulsa a impresionar a un jefe o la gran cacería se vuelve el deseo de a emprender un nuevo proyecto.

Menciona que el neocortex es el que resuelve los problemas, de ahí su naturaleza jerárquica, pero son los sistemas fundamentales del cerebro primordial los que los detectan.

Cada uno puede provocar cambios en el comportamiento tanto de arriba para abajo como de abajo para arriba.

Una lesion hipotalámica puede provocar que tengas sed incontrolable como en la diabetes insípida central o como unos píxeles en una pantalla activan tus neuronas espejo provocando una respuesta empática hacia los personajes llevándote incluso de la risa al llanto.

Robert Sapolsky (Profesor de la Universidad de Stanford) menciona el ejemplo de considerar la realidad de nuestra propia mortalidad.

Al pensar:

“Uno de estos días mi corazón dejará de latir” — R. Sapolsky

Probablemente tu corazón empezará a latir con mayor rapidez. No estás teniendo una hemorragia que requiera una mayor actividad de la bomba cardíaca y no estás en un estado hipotensivo. Y aún así, esta idea abstracta y lejana (como lo es la futilidad de la existencia), algo que el cerebro reptiliano no puede ni siquiera comprender, puede tener un efecto en nosotros.

Y no es un fenómeno que parezca ser muy común en todo el reino animal.

¿Por qué los filósofos están obsesionados con cerebros en frascos?

Estos complejos cerebrales no son vestigios encimados uno sobre el otro y conforme se acerca al ser humano la estructura se va haciendo más compleja.

La filogenética estudia el fenómeno de la evolución de las especies y recalca que no hay que verla como un progreso escalonado, si no como un árbol con diferentes ramas donde las especies se adaptaron a los retos de nichos ambientales en particular.

Los mamíferos comparten ciertas características por tener un antepasado en común, pero aunado a eso, somos primates. Incluso muchas de las regularidades en el desarrollo cognitivo observadas por Piaget, ahora se conoce que son comunes a lo largo de diferentes especies de homínidos.

Entonces la pregunta no es ¿Qué hace especial al ser humano?

Sino cuáles son las fuerzas selectivas que moldearon su cerebro.

Dunbar intento responder este dilema con la hipótesis del cerebro social, al identificar una relación entre el volumen del neocortex comparado con el resto del cerebro y la variabilidad en cuanto al tamaño del grupo promedio de la especie. Concluyendo que el poder computacional del cerebro aumento como respuesta al aumento de la complejidad de las dinámicas sociales del grupo y tambien para intentar contribuir con los esfuerzos del mismo, por ser un animal social.

Al hablar así del cerebro humano, es fácil caer en el error de considerarlo una maquina biológica, pero Dostoievski lo dijo claramente:

Los hombres no somos teclas de un piano.

Puede ser irracional, malagradecido, criminal, filántropo o maestro. Todo eso conlleva ser humano e incluso sugirió la siguiente idea:

Qué te hace pensar que esa irracionalidad no es lo que lo hace valioso en primer lugar.

Pero antes de siquiera empezar a entender nuestra humanidad tenemos que reconciliarnos con nuestro pasado.

Frans de waal estudió el surgimiento del comportamiento moral en primates…

Pero eso será tema para una de las siguientes entradas en esta serie de artículos.

Si estás interesado en contenido similar, aquí te dejo mis redes:

Bibliografía:

1- Genovese J. Snakes and ladders: A reappraisal of the triune brain hypothesis. [Consultado 22 Ago 2019]. Disponible en: http://people.wku.edu/richard.miller/triune.pdf

2- Sagan C. (1997) Dragones del Edén. New York: Ballantine Books [consultado 2 Ago 2019].

3- Dunbar, R. (1998). The social brain hypothesis. Evolutionary Anthropology, 6, 178–190.

4- MacLean, P. D. (1978). A mind of three minds: Educating the triune brain. In J. S. Chall & A. F. Mirsky, (Eds). Education and the brain: The seventy-seventh yearbook of the national society for the study of education, Part II.(pp. 308–342). Chicago: University of Chicago Press.

5- Pinker, S. (2002). The blank slate: The modern denial of human nature. New York: Viking.

6- Kurzweil R, Cordeiro J. (2012) Cómo crear una mente. 6th ed. Viking Penguin.

7- Sapolsky R. (2017) 3 Brain Systems That Control Your Behavior: Reptilian, Limbic, Neo Cortex [Internet]. [consultado 15 Ago 2019]. Disponible en: https://www.youtube.com/watch?v=hg6XUYWj-pk

8- Hasson U, Landesman O, Knappmeyer B. (2008) Neurocinematics: The Neuroscience of Film [Internet]. [consultado 16 Ago 2019]. Disponible en: http://ohadlandesman.com/pdf/Neurocinematics-Projections2008.pdf

9- Watson F. (2014) Mirror Neurons at the Movies | Psych 256: Introduction to Cognitive Psychology [Internet]. Sites.psu.edu. [consultado 16 August 2019]. Disponible en: https://sites.psu.edu/psych256sp14/2014/02/02/mirror-neurons-at-the-movies/

10- Badt K. (2017) Mirror Neurons and Why We Love Cinema: A Conversation with Vittorio Gallese and Michele Guerra in Parma [Internet]. Huffpost.com. [consultado 8 Ago 2019]. Disponible en: https://www.huffpost.com/entry/mirror-neurons-and-why-we_b_3239534

11- Whelan P. J. (1996) Control of locomotion in the decerebrate cat. [Internet]. Ncbi.nlm.nih.gov. [consultado 13 March 2019]. Disponible en: https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/8895997

12- MacLean P. (1985) Evolutionary psychiatry and the triune brain. — PubMed — NCBI [Internet]. Ncbi.nlm.nih.gov. [consultado 8 Ago 2019]. Disponible en: https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/4023126

13- Danziger, S. (2011). Extraneous factors in judicial decisions. [online] PubMed. Disponible en: https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/21482790 [Consultado 14 Ago. 2019].

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Xavier Loeza

estudiante | aspirante a psiquiatra; leo y comparto sobre psicología, neurociencia, religión y psicodelia; también escribo cuentos. IG/YT: @craneodevangogh