Como Hacer De Este Momento El Punto De Inflexión Para Un Verdadero Cambio

Xavier Loeza
5 min readJun 5, 2020
Foto de Xena Goldman

Escrito por Barack Obama y publicado en Medium el 1 de junio de 2020.

Mientras millones de personas a lo largo del país toman las calles y alzan sus voces en respuesta al asesinato de George Floyd y al problema continuo de justicia desigual, muchas personas se han preguntando cómo podemos mantener el impulso para producir un cambio real.

Ultimadamente, dependerá de una nueva generación de activistas moldear estrategias que mejor se ajusten a los tiempos. Pero creo que hay lecciones básicas que extraer de esfuerzos pasados que vale la pena recordar.

Primero, las olas de protestas a lo largo del país representan una genuina y legitima frustración sobre un fracaso que ha durado décadas con respecto a la reforma de practicas policiales y en un sentido más amplio el sistema de justicia criminal en los Estados Unidos de América (EUA). La gran mayoría de los participantes han sido pacíficos, valientes, responsables e inspiradores. Ellos merecen nuestro respeto y apoyo, no nuestra desaprobación — algo que la policía en ciudades como Caden y Flint ha elogiablemente entendido.

Por otro lado, la pequeña minoría de personas que han recurrido a la violencia en varias formas, ya sea rabia genuina o mero oportunismo, están poniendo en peligro a gente inocente, agravando la destrucción de vecindarios que a menudo ya carecen de servicios e inversión, restándole valor a la causa mayor. Hoy vi a una mujer afroamericana siendo entrevistada con lágrimas en los ojos porque la única tienda de abarrotes de su vecindario fue destruida. Si la historia sirve de alguna guía, esa tienda puede tardar años en regresar. Así que no justifiquemos la violencia, o la racionalicemos, o participemos en ella. Si queremos que nuestro sistema de justicia penal, y la sociedad en general, operen con un código ético superior, entonces tenemos que modelar ese código nosotros mismos.

Segundo, he escuchado que algunos sugieren que el problema recurrente de sesgo racial en nuestro sistema de justicia demuestra que sólo las protestas y la acción directa pueden generar cambios, y que el voto y la participación en políticas electorales es una perdida de tiempo. No puedo estar más en desacuerdo. El punto de la protesta es generar consciencia en la población, señalar la injusticia, e incomodar a los poderes correspondientes; de hecho, a lo largo de la historia estadounidense, a menudo sólo ha sido en respuesta a protestas y desobediencia civil que el sistema político incluso le ha prestado atención a las comunidades marginadas. Pero eventualmente, las aspiraciones tienen que ser traducidas en leyes específicas y prácticas institucionales — y en una democracia, eso sólo sucede cuando elegimos funcionarios gubernamentales que respondan a nuestras demandas.

Asimismo, es importante para nosotros entender cuales niveles del gobierno tienen el mayor impacto en nuestros sistema de justicia penal y prácticas policiales. Cuando pensamos en política, muchos de nosotros nos enfocamos solamente en la presidencia y el gobierno federal. Y sí, deberíamos estar luchando para asegurarnos de contar con un presidente, un Congreso, un Departamento de Justicia, y una judicatura federal que en realidad reconozca el continuo rol corrosivo que tiene el racismo en nuestro sociedad y que quiera hacer algo al respecto. Pero los funcionarios electos que importan más al momento de reformar los departamentos de policía y el sistema de justicia penal trabajan a nivel estatal y local.

Son presidentes municipales (mayors) y gobernadores estatales (county executives) los que nombran la mayoría de los jefes de policía y los que negocian acuerdos colectivos con sus sindicados. Son los fiscales de distrito y fiscales estatales los que deciden si investigan o no y en última instancia, presentar cargos a los involucrados en conducta policíaca inadecuada. Esos son puestos elegidas. En algunos lugares, juntas de revisión policial con el poder de monitorear la conducta de la policía son elegidas también. Desafortunadamente, la participación electoral en estas votaciones locales suele ser lamentablemente baja, especialmente entre los jóvenes — lo cual no tiene sentido dado el impacto directo que estas oficinas tienen en asuntos de justicia social, sin mencionar el hecho de que quién gana y quién pierde estos puestos frecuentemente es determinado por unos pocos miles, o incluso unos pocos cientos de votos.

Así que la situación es la siguiente: si queremos provocar un verdadero cambio, entonces la elección no es entre protestas o política. Tenemos que participar en ambas. Tenemos que movilizar para crear consciencia, y tenemos que organizar y emitir nuestro voto para asegurarnos de elegir candidatos que actuarán para conseguir una reforma.

Finalmente, mientras más específicas podamos hacer las demandas por justicia y reforma policíaca, será mas difícil para los funcionarios elegidos solamente ofrecer palabras vacías a la causa para despues retroceder como si nada hubiera pasado una vez que las protestas hayan desaparecido. El contenido de ese programa de reforma será diferente para varias comunidades. Una ciudad grande puede necesitar un conjunto de reformas, mientras que una comunidad rural puede necesitar otro. Algunas agencias requerirán una rehabilitación completa, otras deberán hacer sólo mejoras menores. Toda agencia destinada a la aplicación de la ley debería tener políticas claras, incluyendo un cuerpo independiente que conduzca investigaciones de presunta conducta inadecuada por parte de los miembros de la misma. Diseñar reformas para cada comunidad requerirá de activistas locales y organizaciones para realizar su investigación y educar a los ciudadanos en su comunidad acerca de las estrategias que mejor funcionan.

Pero como un comienzo, aquí hay un reporte y un kit de herramientas desarrollado por la Conferencia de Liderazgo en Derechos Humanos y Civiles y basados en el trabajo del Equipo Especial sobre la Vigilancia del Siglo XXI (Task Force on 21st Century Policing) que formé cuando estaba en la Casa Blanca. Y si estás interesado en tomar medidas concretas, tambien hemos creado un sitio en la Fundación Obama dedicado a congregar y dirigirlo a recursos y organizaciones útiles que han estado luchando la batalla correcta a nivel local y nacional durante años.

Reconozco que los meses pasados han sido difíciles y desalentadores — que el miedo, la incertidumbre y la privación propia de una pandemia, son recordatorios trágicos que el prejuicio y la desigualdad siguen modelando la vida de nuestro país. Pero ver como el activismo ha aumentado en la gente joven en las más recientes semanas, me llena de esperanza. Si podemos canalizar nuestra justificada rabia en acción pacífica, sostenida y efectiva, entonces este momento puede ser un verdadero punto de inflexión en el largo camino de nuestra nación para vivir con base en nuestros ideales más altos.

Así que empecemos a trabajar.

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Xavier Loeza

estudiante | aspirante a psiquiatra; leo y comparto sobre psicología, neurociencia, religión y psicodelia; también escribo cuentos. IG/YT: @craneodevangogh