Predisposición al Alcoholismo

Neurociencia de la Adicción y el Sistema de Recompensa Humano

Xavier Loeza
7 min readOct 27, 2019

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El alcohol es la sustancia psicoactiva que cuenta con el mayor índice de consumo en la actualidad a nivel mundial (Ma et al., 2014). Sin embargo, su abuso puede tener consecuencias tales como la alteración de las funciones cognitivas, desregulación emocional y cambios en el comportamiento; también puede provocar cambios estructurales en el cerebro, lo cual promueve una exacerbación del comportamiento adictivo y por lo tanto de la dependencia.

Uno de los principales factores relacionados con los efectos conductuales del consumo del alcohol -entre ellos la falta de coordinación motora, ansiólisis, sedación y los síntomas de abstinencia-, es el neurotransmisor GABA, el cual a su vez esta involucrado en la regulación de la ansiedad y la respuesta al estrés (Banerjee, 2014). Existe evidencia sustancial de que la neurotransmisión GABAérgica es importante para muchas acciones conductuales del etanol, hay informes respaldados por más de 30 años de literatura que muestran que las concentraciones moderadas (3–30 mM) de etanol mejoran la neurotransmisión del Acido Gamma Amino-Butirico (Lobo et al., 2009).

Lo cual indica que la interacción entre el etanol y los receptores GABAérgicos del sistema de recompensa influye en el desarrollo del alcoholismo junto a vulnerabilidades genéticas e epigenéticas (Enoch, 2009). Con base en análisis genómicos que tienen como finalidad identificar genes asociados a la dependencia hacia el alcohol, se han reconocidos varios genes. Entre ellos los genes receptores de GABAA del cromosoma 4, los cuales han sido identificados constantemente como factores de riesgo (Saraswat et al. 2016).

Al ser el etanol el compuesto activo del alcohol, bioquímicamente es una sustancia liposoluble neurotrópica, es decir que es atraída por el tejido nervioso y es capaz de atravesar la barrera hematoencefálica, lo que lo hace tener un efecto directamente toxico sobre el cerebro (Ma et al., 2014).

Es entendido como un inhibidor del sistema nervioso central, ya que aumenta la intensidad de la neurotransmisión de ácido gamma-aminobutírico (GABA), el cual es una de las moléculas inhibidoras más importantes de nuestro organismo. Pero no sólo interactua con este neurotransmisor, sino que presenta un gran número de interrelaciones con diversos neurotransmisores del sistema nervioso, entre ellos la dopamina (la vía mesolímbica, específicamente) y el glutamato, entre otros. Por lo que altera el equilibrio bioquímico entre los neurotransmisores GABA (principal inhibidor del SNC) y el glutamato (principal molécula excitadora del SNC).

Figura 1. Circuitos neuroquímicos de la recompensa humana

Fuente: Neurocircuitry of addiction (Koob & Volkow, 2010)

Por otro lado, se tiene que dejar en claro que el alcoholismo es parte de un fenómeno conocido como adicción. Ésta ha sido conceptualizada como un desorden que involucra aspectos tanto de la impulsividad como de la compulsividad, conformado por un ciclo que está compuesto de tres etapas: Intoxicación/consumo, abstinencia/efecto negativo y anticipación/ansiedad (Koob, 2010). Así que para poder entender el mecanismo de las adicciones tenemos que analizar el circuito neuronal más importante que está implicado en esta condición: el circuito de recompensa del cerebro humano.

Este sistema es una estructura del cerebro profundo que el ser humano comparte con diferentes especies. Es mediado por dopamina, la cual se sintetiza principalmente en las neuronas de la sustancia nigra y área tegmental ventral del mesencéfalo, e incluye la vía mesolímbica, la vía mesocortical, la vía nigroestriatal y la vía tuberoinfundibular (Escobar et al., 2007).

La dopamina es uno de los neurotransmisores relacionados con la consolidación de experiencias pasadas y el fortalecimiento de la memoria; a su vez, la literatura neurocientífica consultada indica que está involucrada en los procesos que sesgan la memoria hacia eventos significativos y en el componente hedonista de la recompensa, por eso mismo está relacionada con actividades como la adicción a las drogas o los juegos de azar (Arias et al., 2010).

Investigaciones recientes, sugieren que la actividad dopaminérgica no se relaciona exactamente con el placer, ya que las neuronas secretoras de dopamina son activadas antes que una recompensa sea recibida y por lo tanto antes de que el placer sea experimentado. Por eso para tener una emoción positiva, el paciente tiene que verse a sí mismo avanzando con respecto a un objetivo determinado más que la obtención del mismo (Berridge, 2006).

Este circuito neuronal es el que está involucrado en la búsqueda de experiencias que produzcan una sensación novedosa y agradable, y cuya secreción dopaminérgica fortalece las vías de neurotransmisión que soportan dicho sistema.

Se ha propuesto que los cambios cerebrales que ocurren durante el desarrollo de la adicción están mediados a través de la alostasis, la cual es definida como la actividad producida por el organismo para mantener la estabilidad en ambientes en constante cambio, lo cual es indispensable para poder sobrevivir (McEwen, 2006). Es un proceso dinámico que implica lograr un nuevo equilibrio como respuesta a las demandas del ambiente externo para mantener una estabilidad fisiológica mediante diferentes mecanismos neuroadaptativos y neuroquímicos que buscan regular el sistema de recompensa cerebral (Pilnik, 2010).

Sin embargo, el estado alostático significa por definición una desviación crónica del punto de equilibrio del sistema de recompensa, la cual es alimentada por la activación de respuestas cerebrales y de estrés hormonal, por lo que explica la vulnerabilidad fisiológica posterior al cese del consumo (Koob, 2001).

Una de las vías mas importantes de este sistema es la dopaminérgica. Ésta se origina en el área tegmental ventral (VTA) y se conecta con el nucleus accumbens, ubicado en el cuerpo estriado ventral.

Figura 2. Vías dopaminérgicas

Las cuatro vías dopaminérgicas:

(a) la vía nigroestriatal, (b) la vía mesolímbica, (c) la ruta mesocortical, (d) la vía tuberoinfundibular. (Romano, 2005).

Diversos estudios han establecido una relación entre el consumo de alcohol y una secreción dopaminérgica en esta zona (Yan, 1999). Las interneuronas gabaergicas de esta vía son las principales reguladoras inhibitorias de las neuronas dopaminérgicas y una subpoblación de los receptores GABAA de esta vía podría estar relacionada en la transición del consumo intenso a la dependencia (Enoch, 2008).

También se han registrado elevaciones proporcionales de dopamina extracelular a nivel de la amígdala después de la administración intraperitoneal de etanol, lo que sugiere la relación entre la amígdala y el sistema de recompensa con el estado neurofisiológico que produce el consumo de alcohol (Zhu, 2014), lo que anuado a la información anteriormente mencionada, pone en evidencia el vinculo entre este sistema y el desarrollo del alcoholismo (Nestler, 2005).

TTercer apartado del Marco Teórico del trabajo recepcional: “Autocontrol relacionado al consumo de alcohol en estudiantes de Ingeniería y Medicina de la Universidad Veracruzana”.

Referencias:

1. Ma, H. Zhu, G. (2014). The dopamine system and alcohol dependence. Shanghai Arch Psychiatry. 26(2), 61. 03/09/19. De US National Library of Medicine National Institutes of Health. Disponible en: https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC4120286/

2. Banerjee, N. (2014). Neurotransmitters in alcoholism: A review of neurobiological and genetic studies. Indian J Hum Genet. 20 (1), 20–31. 02/10/19, De US National Library of Medicine National Institutes of Health. Disponible en: https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC4065474 /

3. Lobo, A. Harris, R. (2009). GABAA receptors and alcohol. Pharmacol Biochem Behav. 05/0719. De US National Library of Medicine National Institutes of Health. Disponible en: https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC2574824/

4. Enoch, M.A. (2009). The Role of GABAA Receptors in the Development of Alcoholism. Pharmacol Biochem Behav. 02/08/19. De US National Library of Medicine National Institutes of Health. Disponible en: https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC2577853/

5. Saraswat, S. Kushwaha, S. Khundrakpam, N. (2016). Genetic Predisposition to Alcoholism. Journal of Public Health and Allied Sciences. 1(1). 06/10/19. De Researchgate. Disponible en: https://www.researchgate.net/publication/307167558_Genetic_Predisposition_to_Alcoholism

6. Koob, G. Volkow, N.D. (2010). Neurocircuitry of Addiction. Neuropsychopharmacology. 35, 217–238. 25/07/19. De Nature. Disponible en: https://www.nature.com/articles/npp2009110

7. Escobar, E. Bautista, O. Ramírez, A. Sansores, R. (2007). Efecto del daño de vías dopaminérgicas mesencefálicas en la conducta adictiva al tabaco. Revista del Instituto Nacional de Enfermedades Respiratorias, 20(1). 17/08/19. De SCIELO. Disponible en: http://www.scielo.org.mx/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0187-75852007000100008

8. Arias-Carrión, O. Stamelou, M. Murillo-Rodríguez, E. Menéndez-González, M. Pöppel, E. (2010). Dopaminergic reward system: a short integrative review. Int Arch Med, 3 (24), 06/06/19. De US National Library of Medicine National Institutes of Health. Disponible en: https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC2958859/

9. Berridge, K. (2006). The debate over dopamine’s role in reward: the case for incentive salience. Psychopharmacology, 191(3), 391–431. 13/09/19. De Springer. Disponible en: https://link.springer.com/article/10.1007%2Fs00213-006-0578-x

10. McEwen B. (2006) Protective and damaging effects of stress mediators: central role of the brain. Dialogues Clin Neurosci. 8(4):367–81. Disponible en: https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC3181832/

11. Pilnik, S. (2010). El concepto de alostasis: un paso más allá del estrés y la homeostasis. Rev. Hosp. Ital. B.Aires, 30(1). 25/07/19, De Hospital Italiano. Disponible en: https://www1.hospitalitaliano.org.ar/multimedia/archivos/noticias_attachs/47/documentos/6974_7-12-articulo-pilnik.pdf

12. Koob, G. Le Moal M. (2001). Drug addiction, dysregulation of reward, and allostasis. Neuropsychopharmacology. 24(2), 97–129. 20/08/19. De US National Library of Medicine National Institutes of Health. Disponible en: https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/11120394

13. Romano-Silva, M. (2005). Expresión de DARPP-32 y NCS-1 en cerebros de rata sometidos a estimulación electroconvulsiva. De Researchgate. Disponible en: https://www.researchgate.net/publication/266093824_DISSERTACAO_DE_MESTRADO_Expressao_de_DARPP-32_e_NCS-1_em_cerebros_de_ratos_submetidos_a_estimulacao_eletroconvulsiva

14. Yan, Q. (1999). Extracellular dopamine and serotonin after ethanol monitored with 5-minute microdialysis. Alcohol, 19 (1), 1–7. 08/08/19. De US National Library of Medicine National Institutes of Health Disponible en: https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/10487381/

15. Nestler, E. 2005. Is there a common molecular pathway for addiction? Nat Neurosci 8: 1445–1449. De US National Library of Medicine National Institutes of Health. Disponible en: https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/16251986

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Xavier Loeza

estudiante | aspirante a psiquiatra; leo y comparto sobre psicología, neurociencia, religión y psicodelia; también escribo cuentos. IG/YT: @craneodevangogh